5.7.25

La posmodernidad en jaque, de José Luis Borges y Javier Ormazabal

La posmodernidad en jaque. Un debate entre C.S. Lewis y Gianni Vattimo, escrito a cuatro manos por José Luis Borges Junyent y Javier Ormazabal Echeverría, y publicado por LibrosLibres en Madrid en 2023, presenta una serie de abdicaciones iniciales que saltan a la vista con solo mirar la ficha técnica del libro. De entrada, es una obra de menos de trescientas páginas, por lo que difícilmente podría constituir una monografía exhaustiva sobre ninguno de los dos titanes filosóficos referenciados en el título. Además, la controversia que se plantea es entre dos pensadores que no vivieron en la misma época y que, lógicamente, no reflexionaron sobre las mismas circunstancias; es decir, estamos ante un “diálogo hermenéutico” y no ante la reconstrucción de un debate filosófico que realmente haya tenido lugar.

Dicho esto, La posmodernidad en jaque es un buen libro. Comienza con un glosario de términos imprescindibles para entender la obra de C.S. Lewis y de Vattimo, términos que salpicarán toda la lectura. Conciso y accesible, este glosario resulta indispensable: sin él, la lectura sería demasiado ardua para quienes no tengan conocimientos previos sobre ambos filósofos. Vattimo, sobre todo —como buen académico posmoderno europeo— acuña términos nuevos y se apropia de otros antiguos, lo que dificulta seguirle el paso. Además, hay que tener frescos a Nietzsche y Heidegger para entender por dónde va el italiano. Solo gracias a este mapa conceptual que nos ofrecen Borges y Ormazabal en las primeras páginas, los profanos podemos adentrarnos en el complejo laberinto del “pensamiento débil”.

Le siguen unas páginas con las semblanzas biográficas e intelectuales de ambos filósofos, necesariamente breves e incompletas. A partir de la página ochenta comienza el mentado debate, que consta de cinco capítulos en los que se abordan temas como el aborto, la sexualidad, la democracia, el poder, la educación, el cristianismo y las contradicciones de la posmodernidad.

Sin duda, C.S. Lewis y Vattimo son buenos contendientes para esta pelea ideológica. Ambos representan muchas cosas, entre ellas, la lucha entre lo permanente y lo que se consume con su tiempo. El primero nunca ha sido un escritor masivo, pero sí persistente: hace ya más de medio siglo que nos dejó, y su obra sigue reeditándose con éxito. Vattimo, en cambio —aunque falleció hace poco— estaba aún con vida cuando los autores escribieron este libro. Pero no está tan claro que dentro de cincuenta años siga siendo un filósofo leído; tal vez el interés por su obra no sobreviva al zeitgeist que tan bien supo encapsular.

Las simpatías de Borges y Ormazabal están sin duda con C.S. Lewis y su cristianismo firme y eterno. Muchos lectores del autor inglés celebrarán este justo homenaje. Sin embargo, en nuestra opinión, las mejores páginas están en la impugnación que hacen de la posmodernidad, lo que da sentido al título del libro. Vattimo —cuya obra los autores conocen bien— aparece como el defensor de un magma intelectual que tuvo su apogeo en los años ochenta y noventa, que mutó en formas perversas en las dos décadas siguientes, y que hoy parece estar en sus estertores finales.

La elección de Vattimo no es baladí: fue, sin duda, uno de los pensadores más potentes de la posmodernidad. No renunció a sus herencias cristianas y, a diferencia de otros de sus pares, no parece haber deseado ver arder al mundo occidental. Esto le da una complejidad y unos matices más ricos. En este libro se nos presenta a un filósofo bien intencionado, que creía trabajar por el bien de la convivencia mundial, pero que, sin quererlo, proporcionó una coartada intelectual a las actitudes totalitarias que hoy impregnan la esfera pública.

La filosofía de Vattimo es, en cierto sentido, la historia de un fracaso. En nombre del pensamiento débil se asumió que podrían florecer las subjetividades y que todo derivaría en una convivencia armoniosa entre diferentes. Pero lo que sucedió fue el desarrollo de un culto a la irracionalidad, la emergencia de nuevas inquisiciones feroces, y una religión del poder que lo capitalizó todo. Hoy hemos aprendido que los metarrelatos no conocen el vacío: siempre necesitamos algunos para funcionar como sociedad. Y si no son los de la herencia cristiana e ilustrada, serán los que nos impongan los poderosos.

Como los tiempos corren rápido y las vigencias cambian al ritmo de un segundero, muchos de los debates que plantean los autores tal vez ya estén caducando, o al menos eso parece. Hemos dicho que La posmodernidad en jaque se publicó en 2023, y los casos que comenta son previos a esa fecha, cuando las posturas humanistas y cristianas —o simplemente de sentido común— estaban a la defensiva frente al maremoto woke. Desde enero de 2025, sin embargo, parece que los equilibrios en las batallas culturales están cambiando. Esperemos que pronto podamos leer este libro como el registro histórico de una era irracionalista felizmente superada.

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