.jpg) |
wikimedia |
Hay una esfera madrileña que se precia de su brillantez. Es una
esfera que corona la mayor parte de Lavapiés, desde Atocha a Tirso de
Molina, desde Antón Martín a Embajadores. Bajo ella se arremolinan
muchos locales de diletantes. En uno de ellos, el de la calle de doctor
Fourquet, hay regocijo porque el Gran Chamán nos va a explicar en qué consiste el
lacanismo.
La audiencia es la de siempre: aspirantes a intelectuales que huelen a carajillo, estudiantes trémulos buscando a qué aferrarse, ninfas exhibiendo inquietudes chic,
funcionarios greñosos que pretenden rebelarse contra sí mismos. El día es frío y el Gran
Chamán llega tarde, hay inquietud ¿habrá retraso en el vuelo que le trae
desde Buenos Aires, bien cargadito de mandados kirchneristas?¿llegará o tendremos que volver a nuestras casas sin
sentirnos realizados por nuestro compromiso político? El chico de la
casa entretiene a las audiencias y la verdad es que lo hace
fenomenalmente, es un buen orador que conoce bien el tema; pero todos tenemos la sensación de que no es suficientemente obtuso.